domingo, 6 de marzo de 2016

Mujer cubana frente al porvenir

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Un mujer cansada de adorar estrellas
¿y luego? Verlas caer una a una
como piedrecitas en un estanque,
cansada de estrujarse en la fiesta,
el el triunfo de un partido aún por celebrarse.
una mujer expectante ante el porvenir,
que nunca fue el llegar,
para que el fruto de su vientre
recogiera su herencia.
Aquella que se lanzó al espacio,
porque el fondo del mar
estaba en este mundo.

En el año 1992 escribí este poema, la eterna promesa de un país mejor y le perspectiva de ir cada día a peor, las carencias, los sacrificios de cualquier cubana haciendo malabares para sacar adelante el día a día en su hogar llevaron a mis musas por este camino, han pasado 24 años y la foto que encabeza este post lo trajo de vuelta, la dueña de la casa que aparece en la instantánea que hoy comparto, afirma que no puede arreglar el techo porque entre comer y arreglar el techo hay que comer. Puede alguien que en este momento lea estas líneas me catalogue como machista, pero en el tema económico y esto es una práctica casi universal, la mujer es lá gerente, la administradora de la empresa familiar, porque la familia es eso, una pequeña empresa en la que cada miembro tiene su rol y en la que hay que dirigir, administrar y organizar la vida en común, educar a los hijos y prepararlos para la vida fuera del hogar etc. Pero la familia desde tiempos de Confucio está catalogada como la célula fundamental de la sociedad,  de cómo funcionan las familias así funciona el vecindario, el barrio, las zonas, los pueblos y ciudades hasta llegar al país, la educación y la idiosincrasia de cualquier país nace y se perpetúa en el seno de sus familias, las sociedades según viven sus familias van evolucionando y así nacen nuevas costumbres y tradiciones que enriquecen la cultura de un país.
Pero en Cuba, padres y madres  tienen ante sí una difícil tarea, si un cabeza de familia cubano (da igual si es el padre o la madre) para poder sacar adelante a sus vástagos tiene que vivir de la economía sumergida, del trapicheo, del cambalache ¿cómo puede exigir a sus hijos honestidad y un comportamiento digno? ¿Cómo puede una madre enseñar a sus hijos a cultivar las tradiciones gastronómicas heredadas de sus antepasados si no cuenta con la materia prima necesaria? Cualquier cubano joven preguntado por la gastronomía cubana no se sale del arroz congri , la ensalada, los tostones, los tamales, la ropa vieja, el cerdo en cuálquiera de sus variantes y poco más, a esta pérdida de cultura culinaria no han podido sobre vivir ni siquiera platos que en tiempos de una dictadura, férrea como fue la de Gerardo Machado fueron la salvación del pueblo cubano la harina de maíz con aguacates, porque en Cuba productos como el maíz se encarecieron y hubo un tiempo, en que era difícil hasta comprarlo y la harina seca antes muy barata y al alcance de cualquier cubano dejó de comercializarce. Pudiera poner muchos ejemplos como este, pero recordé las palabras de mi abuela cuando describía la forma en que habían subsistido en el marchadato, como se refería ella al gobierno de Machado.
El ejemplo de la harina de maíz es sencillo y permite explicar cómo la centralización de la economía la en manos del estado la comprime y le impide desarrollarse. En un país donde la economía de mercado es el eje de su comercio y desarrollo existen los campesinos que cultivan el maíz, lo secan, lo convierten en harina y luego la comercian, otros que siembran más cantidad venden el maíz a una empresa, que muchas veces es una empresa pequeña que realiza este proceso con el maíz y otros productos para ponerlos en el mercado y a mayor escala hay mercados o empresas que importan este producto de otros lugares donde se elabore, es decir un mismo producto se comercializa por distintas empresas por lo que difícilmente haya escasez y al mismo tiempo los precios fluctúan según la calidad y el volumen de ventas de cada una de estas empresas. ¿Qué ha pasado en Cuba? Pues que no hay una producción estable ya que el grueso de la agricultura esta en manos del estado hecho que no garantiza ni la producción, ni la posterior elaboración de los productos hasta llegar al destino final, el consumidor. Este y muchos otros ejemplos ilustran la difícil tarea de cualquier mujer cubana ante el porvenir.
NOTA: este post ha sido escrito desde un dispositivo móvil, pido disculpas por cualquier error de acentuación o similar.

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