lunes, 18 de abril de 2016

"Se lo van a tener que hacer mirar"


En estos días, la mayor parte de las publicaciones relacionadas con Cuba, se centran en la celebración del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, por lo que leerlas, sobre todo las que nos llegan desde la isla, es un trabajo agotador, por lo que, después de llenarme de paciencia, dediqué un rato a leer lo que se debate en las distintas comisiones en dicho evento.
Es sorprendente, como en las intervenciones de los distintos miembros de la dirección del partido, se habla de Cuba y su actualidad, como si de un modelo de país se tratase, lo que una y otra vez nos lleva a preguntarnos ¿pero, de verdad se lo creen? Pero lo cierto es que, alguien que no sea cubano y no conozca a Cuba, leyendo o presenciando estos debates piensa que, Cuba es un país idílico y si no, es que está muy cerca de serlo, al menos, en lo que hasta ahora he leído no he podido encontrar una sola alusión a la crisis migratoria que, en la actualidad,  protagonizan miles de cubanos e involucra a otros países del Caribe como es  el caso de Costa Rica o Panamá, ni a la oposición dentro de la isla, ni a otros debates políticos y sociales que actualmente dentro de Cuba son una realidad, limitándose a afirmar con rotundidad, la permanencia del PCC cómo partido único. Sólo se puede observar algún indicio de cambios, aunque desde mi opinión insuficientes, en el sistema económico, aunque con el hándicap de que su puesta en marcha es a tan largo plazo que no soluciona la acuciante situación de gran parte de la población  y por otra parte al analizar la evolución de la realización del trabajo por cuenta propia, más que buscar soluciones para su eficacia o perfeccionamiento, se da el caso por ejemplo, de lo mayoristas en el sector agropecuario, a los que ante dificultades en el desempeño de sus actividades, la solución es eliminar la autorización para dicha actividad, es ilógico pensar que en un país, donde desde hace tres décadas se funciona a base de corrupción en las empresas estatales, donde además la población desconoce las normas que rigen la economía de mercado, la actividad empresarial o cooperativa a nivel particular, funcione a la perfección. En este sentido el pueblo necesita madurar y el gobierno, legislar para que se puedan mejorar estas empresas y no eliminarlas, que no es más que dar dos pasos en retroceso.

Mientras el gobierno cubano no analice la realidad de nuestro país como lo que es y no como lo que ellos quieren mostrar, el futuro de Cuba será incierto, por este camino los verdaderos problemas que sufre el pueblo no se solucionan y las posibles soluciones, son a tan largo plazo, que llevan a la población al desánimo y la desesperación. Los catalanes, cuando alguien actúa descabelladamente o sin objetividad, usan la expresión “se lo tiene que hacer mirar”, justo lo que tendrán que hacer los gobernantes cubanos que no se sabe si están en el país de nunca jamás con Peter Pan o con Alicia en el país de las maravillas, desde luego en Cuba no.

viernes, 15 de abril de 2016

A mi que no me cuenten, yo viví en Cuba


Tenía muy pocos años cuando por primera vez escuché la palabra paredón, vocablo que mi abuela utilizaba, para referirse a las ejecuciones llevadas a cabo en Cuba en los primeros años de la Revolución, todas ellas, “amparadas”,  en el vínculo de los condenados con la dictadura de Fulgencio Batista y su atroz represión de la ciudadanía y posteriormente, cuando se produjeron los levantamientos contrarrevolucionarios en la zona de la sierra del Escambray, muchos de estos, llevados a cabo por gente sin escrúpulos, que más que, como luchadores contra la Revolución, se comportaron como meros bandidos, asolando a los campesinos, sus familias, e incluso su ganado, con el único propósito de amedrentar a la población y restar apoyos al gobierno. A partir de entonces, salvo casos aislados, hasta el juicio seguido contra Arnaldo Ochoa, Antonio La Guardia y otros diecisiete altos oficiales del gobierno y por último, ya más reciente, el fusilamiento de los jóvenes que secuestraron la lancha de Regla, en la sociedad cubana la pena de muerte no fue objeto de debate, simplemente es un artículo más del código penal.
Es cierto que el estado cubano, en ninguno de estos casos, puede erigirse en adalid de la justicia, la transparencia y mucho menos de haber propiciado a los condenados, juicios con todas las garantías procesales, porque, aunque la existencia de esta figura en el código penal cubano, de algún modo legitima cada una de estas condenas, la realidad es que, en nuestra isla, la presunción de inocencia es mucho más que cuestionable, teniendo en cuenta que allí el poder político, el poder judicial y el poder militar son la misma cosa. Por otra parte, la aplicación de la pena de muerte no es privativa de Cuba, sino que, además, se aplica en países tan diferentes, como Irán, Pakistán, Arabia Saudí, Estados Unidos, Bielorrusia, India, Botswana, Zambia, Corea del Norte, Vietnam, Guatemala y otros estados del Caribe,   por otra parte, cuando se producen estas condenas nunca están exentas de polémica, ya que su aplicación, mayoritariamente se produce por parte de los Estados por razones políticas o religiosas,  muestra de ello es que, durante el 2015 el 82 % de las condenas a la pena de muerte se produjeron en Irán, cuyas características políticas, ideológicas y religiosas son de todos conocidas.
Para los que nacimos y crecimos en Cuba, la pena de muerte, era un acto de justicia, cómo para cualquier estadounidense y la mayoría crecimos yéndonos solos al colegio, a las actividades extraescolares, más tarde fuimos a la secundaria, a las primeras fiestas, al cine y por si fuera poco a la escuela al campo o los preuniversitarios en el campo, donde más de una generación de cubanos hemos vivido la mayor parte del año despreocupadamente, tanto nosotros, como nuestras familias, de la misma manera, nuestros padres trabajaban, iban de fiesta, asistían a eventos deportivos y culturales con total tranquilidad, no había nada en nuestras vidas que nos produjera la sensación de vivir en una férrea dictadura, es cierto que, más adelante, cuando fuimos mayores, nos dimos cuenta de que expresar ideas políticas o económicas contrarias al gobierno era imposible, incluso, ni cuando las cosas empezaron a ir de mal en peor en un país con una economía en caída libre, donde  nos empobrecíamos, no sólo materialmente, sino moralmente, donde la prostitución y el proxenetismo volvieron a ser realidad y la corrupción unida a la prevaricación y la malversación se convirtieron en un modo de subsistencia y donde el pueblo, era y es, el gran espectador silencioso.
Cuando nos detenemos a revivir estos recuerdos, sabemos que, la Revolución, la “política socialista”,  la realidad de una Cuba libre y cuantas consignas aprendimos a lo largo de nuestras vidas, no sirvieron de nada, pero aun así, siempre que, en las redes sociales, leo publicaciones que vitorean la Cuba pre-revolucionaria, y se ensañan en la “sangrienta dictadura de los Castros”, el pesimismo me invade, porque no  creo que el retroceso sea el camino y mientras los cubanos estemos instalados en ese discurso, más inaccesible se nos hará el camino a la consecución de los cambios que el país necesita y todos deseamos.
Lamentablemente, soy consciente de que el reloj, para los cubanos, no marcha acompasado con el reloj mundial, allí el tiempo parece no transcurrir, desde el 1959 los anticastristas vienen haciendo uso de la palabra dictadura sangrienta, represión, opresión y todo ese rancio discurso, que la gran mayoría de la gente que vive dentro de la isla, de algún modo rechaza, ya sea porque como decía mi abuela, nos lavaron el cerebro, porque algunos recibimos información de nuestros mayores sobre la Cuba de antes del triunfo de la Revolución  o simplemente, porque al venir de los representantes de la  vieja dictadura o sus herederos, una que no se escudaba en la pena de muerte, sino en la que simplemente, las ejecuciones extrajudiciales se producían día, tras día y la torturas a los opositores eran también habituales, por todo esto y porque esos argumentos hablan del pasado y en ningún caso del futuro es que, la oposición en Cuba, al menos desde dentro, no cuenta con los suficientes apoyos para demostrar al gobierno que, en Cuba, son mayoría, los que sin rendirse a la representación del pasado abogan por el cambio, apostando porque en Cuba ese hombre nuevo que tanto nos prometieron, quiere un  nuevo porvenir.






jueves, 14 de abril de 2016

Esto acaba de empezar...

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Cuando el 17 de diciembre de 2014, Raúl Castro y Barck Obama comunicaron al mundo el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, en muchas partes del mundo, donde quiera que había un cubano, se desató el optimismo, pero en ningún lugar más que en nuestra isla,  para nuestra gente significaba la esperanza de mejoras futuras, de la misma forma, los cubanos que vivimos fuera nos animamos a pensar que este sería el punto de partida, el inicio de una nueva etapa, dedicada a la recuperación que Cuba necesita en todos los sentidos; pero hicimos nuestros cálculos con la aproximación por exceso y nos equivocamos, sé que la realidad cubana es difícil de entender y hasta de explicar, pero siempre he pensado que, en el momento que el gobierno de Cuba no tenga el pretexto del bloqueo, como causa de todos los males, el pueblo, se dará cuenta de la farsa que hemos vivido durante todos estos años y de la otra parte tenemos los anticastristas de extrema derecha radicados en Estados Unidos que han vivido los 57 años de Revolución en Cuba, de los réditos que le han extraído a las miserias de todo un pueblo, el nuestro y el que debían sentir suyo, pero para estos, Cuba es más rentable cercada, limitada, acosada y cualquier cosa que pueda suponer su progreso les quema las entrañas, si es que las tienen, desde luego.
Esta simbiosis es la que ha propiciado durante estos años que nuestro pueblo haya ido en caída libre hasta las puertas de la destrucción, ambos bandos se nutren, se retroalimentan, en caso contrario el gobierno cubano, en lugar de ir poniendo palos en las ruedas, el más reciente la polémica de los cruceros de la compañía Carnival, aceptando el veto a los cubanos, ya que el gobierno de nuestro país nos invalida como posibles viajeros por vía marítima, lo cierto es que, tristemente, las “razones” que tiene el gobierno cubano, para que una medida tan absurda y desfasada subsista, no es lo que más nos debe importar, estamos acostumbrados a sufrirlas, lo que en realidad debe ser objeto de análisis es el uso que de hechos como este hacen los históricos responsables de las miserias del pueblo cubano, los que desde dos extremos diferentes, dicen defender la dignidad de los cubanos, los mismos cubanos que no tienen derecho a llegar a su patria por vía marítima y los que para hacerlo en avión, desde Miami,  no tendrán un consulado que les facilite las cosas si de los extremistas residentes allí depende.
No amigos, no, no nos engañemos, el 17 de diciembre de 2014 nos mostraron un camino que, con buena suerte, transitarán nuestros nietos, porque esto, cómo sus vidas acaba de empezar.

miércoles, 13 de abril de 2016

La "fatalidad" de ser cubanos



"...Históricamente el cubano es patriota desde el tuétano de sus huesos, a partir de que  el criollo  descendiente de  españoles, empezó a adquirir consciencia de  nacionalidad y se sintió  hijo de  nuestra tierra,  hasta hoy, no creo que  haya  un solo cubano, que  se quede indiferente ante cualquier tema  relacionado con la patria y aunque desde los inicios de  las luchas por  la independencia ha  habido múltiples posiciones respecto a cuál  debe  ser su destino, a partir de la llegada de  la  revolución, se  confunde patriotismo con  ideología y  de  esta forma,  en nombre de  la patria, tanto  para  el presente, cómo  para  el futuro, la única  ideología válida es la suya,  de un lado  los que desde dentro de  Cuba   defienden  que   ser  patriota  es  apoyar incondicionalmente al gobierno y para  los que cualquier posicionamiento  que   se  aleje de   la  ideología  de   la  Revolución es simplemente, ser un apátrida, mientras  la otra  cara de la moneda, son los que  desde  fuera  de  la isla, encabezados por los viejos anticastristas residentes en USA o lo que discuten sobre  su  situación actual y futura, en foros de internet cualquier opinión, que  reconozca el  más mínimo logro  al gobierno cubano, es porque lo apoya y es leal a Castro y su feroz dictadura.


Y yo, simple mortal nacida bajo el mismo cielo me  pregunto ¿por qué?  Por  qué  sagrada regla  todo  cubano que  resida fuera  de  Cuba, en cualquier parte del mundo, tiene  que  odiar y atacar en cada  una de sus intervenciones al gobierno,  por  qué  a toda  esa masa de  cubanos residentes fuera  de  la isla  hay  que  llamarles exiliados, cuando un gran  número de estos son meros emigrantes económicos y al mismo tiempo, por  qué  para  visitar nuestro país  necesitamos estar autorizados y sólo  podemos permanecer en  la  isla  por  un  tiempo establecido por  el  gobierno, cuando el  hecho  de  ser  cubanos nos legitima para  visitar el  país  cuando y  cuanto queramos y  decidir libremente si permanecer allí o no e incluso quedarnos a residir en nuestra tierra. Por  qué  no  puedo decir  lo  que  pienso sin  caer  el pecado  de   ser   traidora  por   partida  doble.   No   sería   capaz   de aventurarme al  decir  cuántos pensamos así  ya  que  no  pocos,  por temor a la intolerancia no expresan sus  opiniones, por  ellos  escribo estas líneas,  por todos nosotros y porque Cuba  lo necesita..."

Esto escribía en el año 2002, respecto a las vicisitudes de los cubanos, para actuar como ciudadanos normales que amamos nuestro país, nuestra cultura y nuestra gente, en los últimos años, ingenua de mi, llegué a pensar que Cuba cambiaba y que en esa evolución encontraría el rumbo para propiciar que no haya categorías de cubanos, si no que entre todos de una forma u otra ayudásemos a promover mejoras en la isla, porque los millones de cubanos que vivimos fuera de Cuba, no somos  meros espectadores de los pequeños avances que el país ha ido consiguiendo, agradecido tendría que estar el Estado Cubano, a quienes, con nuestros envíos de dinero, hemos permitido a muchas familias vivir honradamente, aun sin tener un trabajo y un sueldo dignos, porque cuando dentro de un siglo se hable de este período en la vida y la economía del pueblo cubano, los millones en divisas, que los cubanos desde fuera de la isla hemos ingresado a la economía del país, ocuparan un lugar especial en la memoria histórica de la isla.

En cambio a lo largo de esta semana he podido comprobar que, en Cuba no hay cambios, la falta de visión de futuro sigue instalada en los gobernantes y los cubanos continuamos siendo sujetos de baja categoría frente a los extranjeros, cualquiera puede hacer un crucero y desembarcar en Cuba, cualquiera, que no sea cubano, porque para nosotros ser cubanos además de ser un orgullo es una fatalidad.

lunes, 11 de abril de 2016

La máquina del tiempo

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Hoy, no sé por qué, vienen a mi mente recuerdos dispersos, en la mañana mi primera infancia estuvo presente, para devolverme el aroma y el sabor de aquellos cereales que tomaba y que nunca más volví a ver, solo recordaba una lata que ponía Nestlé y la imagen de un niño, en esos momentos tendría poco más de tres años y estaba aprendiendo a leer (por mi cuenta como casi todo), pero para ello me servía desde la caja del detergente Fa, hasta la de cereales, suerte que aprendí pronto, porque en poco tiempo aquellas cajas desaparecieron y me hubiera quedado a medias.




Más tarde  recordé los helados en la Cremería    de la calle Obispo, que anduvieron rondando mis recuerdos, no he vuelto a probar un bocadito de helado como los de aquel lugar, y de aquí, pasé a la   luces  de neón de la calle Montes, era entonces tan pequeña que la ciudad me parecía inmensa, a veces íbamos a pasear por el parque de la Fraternidad, el Capitolio o cualquier otra parte, siempre al atardecer y regresábamos cuando la luna y el sol comenzaban a coquetear en su disputa por el espacio, entonces cuando arribamos a Egido y mis ojos se perdían en la interminable Calzada del Monte, donde el ajetreo de la gente y los coches mostraban una ciudad que para seguir viviendo encendía las luces de los comercios que cerraban y en aquella calle,  las tiendas, bodegas, farmacias, cines, se sucedían uno tras otro, el esplendor de las luces, hacía que mis ojos inocentes se llenarán de imágenes,  inventadas  para justificar tanta belleza.



Ya al final de la tarde, la humedad del malecón y el olor a salitre ,volvieron junto con el recuerdo de otra, la última que compartí con mi hermano Rolando, nos sentamos en el muro, cerca de la cabaña y desde allí escuchábamos las voces de los presos que gritaban desde las ventanas de sus celdas. Un día de recuerdos constantes, de nostalgias y de peguntas, mi hermano era hijo de mi padre, pero crecimos cerca y como hermanos, hasta que desapareció de nuestras vidas, se marchó a vivir con su madre y nunca más supimos de él, a veces me pregunto si como tantos otros cubanos se montó en una balsa a luchar contra el mar por una vida mejor, o si cuando éxodo del Mariel fue uno de los que partió, incluso, he llegado a preguntarme si lo enviarían a alguna misión en algún país africano del que no regresó y es que me cuesta creer, que entre las cosas perdidas en Cuba, el amor entre las familias tenga su lugar.



domingo, 10 de abril de 2016

La necesidad de acabar con el limbo de la legalidad económica.


En Cuba el  gobierno busca el modo de avanzar por una senda de progreso y para ello, pone todas sus fuerzas en el establecimiento de relaciones comerciales con otros países del mundo y aunque sus mayores esperanzas miran fijamente al Norte cercano y “peligroso”,  sus expectativas no desdeñan a inversores europeos, en principio menos “injerencias”, por tanto, menos “riesgos”, la realidad, es que para cualquier inversor extranjero, deben estar garantizadas un mínimo de medidas, encaminadas a conseguir el rendimiento del capital desembolsado, por lo que las autoridades en la isla, tendrían que mirar un poco más hacia dentro, analizar las condiciones económicas imperantes  e intentar asegurar un contexto tranquilizador, en el que los nuevos inversores tengan la certeza de que su dinero no caerá en saco roto, lo contrario, es un autoengaño del que nadie sale beneficiado.
Cuando Cuba tuvo que enfrentar la caída del campo socialista y ante las penurias que el mal llamado “período especial” impuso a nuestro pueblo, se pusieron en práctica algunas variantes de producción y servicio por cuenta propia, alternativas a las empresas estatales  y de las que se vieron beneficiados, artesanos, algunos oficios y el sector de la gastronomía, pero las cosas claras, en Cuba o se adopta un sistema económico mixto o nunca saldrá del bucle en que cayó al intentar “aliviar” la tan acusada crisis económica, que le produjo perder la “financiación” de la URSS y por otra parte, hacer hoy, ondear la bandera del socialismo es poco menos que inmoral, no es justo que al pueblo se le mantenga en condiciones de vida penosas, en defensa de el “socialismo y la igualdad social”, cuando el gobierno hace negocios con empresas extranjeras cuyos beneficios, al menos en un 45% se marchan del país, cosa que es normal, porque quien invierte su dinero en una empresa, no es un “alma caritativa” que va allí a darle de comer al cubano, es un empresario que invierte su capital para obtener una plus valía y sin esta no hay negocio, por tanto, lo más digno, justo y lógico es que de la misma manera el cubano pueda invertir, poner en marcha empresas y obtener beneficios por ello y al gobierno le correspondería administrar la sociedad de modo que haya equilibrio y justicia social, eso sería de verdad seguir el rumbo  de mejorar la vida del pueblo, todo lo contrario de los resultados a los que conduce el modelo actual a la sociedad cubana.
Para sanear nuestra sociedad es indispensable que esas formas de trabajo por cuenta propia que comenzaron con el “período especial” tengan un soporte legal, no se muevan en el límite entre la legalidad y la corrupción y se ajusten a un modelo que garantice, un mínimo de normas en la prestación de sus servicios, es necesario, que exista un abastecimiento mayorista garantizado, que el gobierno, además de poner a su disposición la venta de las materias primas necesarias para desarrollar su actividad y al mismo tiempo, que autorice a los productores de estas la venta de su producciones, por poner un ejemplo, al pescador que pueda vender a las paladares pescados y mariscos de sus capturas, de este modo se rompería la cadena de compra venta en el mercado negro y además, se garantiza que los productos que se comercien (en este caso) para el consumo humano, estén sometidos a controles sanitarios. La realidad es que con el sistema actual, las paladares en teoría no pueden vender marisco, pero en la realidad la cosa es muy diferente, por otra parte el turista que visite la isla siempre va a preferir este tipo de comida a la que pueda ofrecer cualquier otro restaurante por lujoso e incluso barato que sea, el turista prefiere la cercanía con la gente común y por otra parte tenemos que en la mentalidad de las autoridades está, no sólo tener el producto en exclusividad en sus restaurante, sino dedicar parte a la exportación, lo cierto es que haciendo las cuentas, lo que pueda sacar de beneficios por estos caminos o lo pierde  cuando alguien se lleva los camarones del combinado  pesquero o del hotel, o lo pierde cuando el turista no va a su restaurante, mientras que dándole a los que tienen pequeños negocios este servicio, sea por vía directa o por parte de los pescadores, la ganancia del estado estaría garantizada, en las ventas que hicieran, en los impuesto que cobrarían y hasta en el prestigio de la gastronomía cubana, tan importante como reclamo a los visitantes.
Para una economía como la de nuestra isla, la gallina de los huevos de oro es el turismo, pero hay que cuidarla y abrir las puertas del mercado interno es una de las formas de hacerlo, en la paladar la comida que ofrezcan ha de ser la mejor y el artesano que vende sandalias en la feria, también ha de saber que su producto debe tener la mejor calidad, el mejor diseño y un precio justo y el que se ofrezca como guía de turismo debe saber que ha de hacerlo con respeto y mostrarle lo mejor del lugar donde se encuentren, dejando claro desde el primer momento precios e itinerarios y el Estado regulando estas actividades ganaría desde el punto de vista económico y moral, porque lamentablemente, todas estas se realizan hoy en día sin una estructura legal beneficiosa para ambos, es decir el estado y el trabajador y en el caso de los guías normalmente desarrollan tal actividad al margen de la ley lo que en ocasiones da pie a situaciones amorales que en nada benefician el prestigio de nuestra isla.

Por todo esto, por el bien de los que se dedican a estas actividades, por el beneficio que pueden reportar para el país, por los ingresos que pueden aportar al estado y porque un día toda la plusvalía que se produzca en Cuba quede allí y enriquezca nuestra  isla, es necesario que el gobierno se quite de una vez la máscara del “socialismo” y adopte medidas que permitan un ordenamiento económico en favor del pueblo, que, de momento, sólo recibe migajas.

viernes, 8 de abril de 2016

Opinión de la periodista “revolucionaria” Norelys Morales Aguilera: ¿Ingenuidad o experiencia?


En el Post anterior hablaba de la “desconexión” de los cubanos con el mundo, cómo causa de conceptos rígidos y envejecidos que provoca su falta de objetividad al evaluar determinados hechos, de ello somos testigo, muy a menudo, los que navegamos y compartimos en las redes, por ello Yosuam Palacios y Lisett González, sin proponérselo (seguramente), en las “entrevistas” que todos vimos en Facebook opinando sobre el Discurso de Barack Obama fueron un claro reflejo de ello. No sólo porque, aunque con diferentes palabras el discurso haya sido el mismo, con la habitual carga de reproches y justificaciones respecto a las razones de unos y otros, sino porque su vocabulario, su imagen, esa apariencia de “jóvenes ancianos” no concuerdan ni con sus edades, ni con el entorno, ni con el resto de la sociedad cubana, simplemente el conjunto, en ambos casos, daba la sensación de dos aspirantes a actores en un casting para la representación de un monólogo, que por otra parte, los cubanos llevamos escuchando por más de medio siglo y justo su falta de credibilidad, propició  el interés y la crítica en las redes sociales, del que fueron objeto ambos.
En días atrás, escribí una entrada dedicada a Yander Zamora, el joven reportero gráfico cubano que tomó la foto más viral de la llegada del avión de Obama a La Habana, precisamente el hecho de que su foto fuera la más visionada, empujó al mismo a firmar su autoría, cuando en principio se negaba a ello, en dicha publicación me referí a la facilidad con que una foto o vídeo, en dependencia del interés que suscite su contenido, se convierte en viral; pero para mi sorpresa, hoy en el Blog ISLA MIA, perteneciente a la periodista cubana Norelys Morales Aguilera, bajo el título:
Miami intolerante, viralización inducida y lapidación mediática. (al margen del nuevo vocablo) publica un vídeo en el que se evidencia su desconocimiento de cómo se producen los movimientos en las redes sociales, negando la realidad, ambos vídeos se hicieron virales por su contenido, al mismo tiempo que asegura y argumenta la “manipulación” desde Miami para hacerlos virales.
Es evidente que en nuestro país, ni incluso entre los profesionales de la información, están acostumbrados a la libertad e inmediatez del mundo virtual, en el que nadie comparte nada por obligación, dice algo por quedar bien o contentar a alguien u oculta contenido porque haya recibido una orden, en este mundo en que todo va a una velocidad de vértigo y en el que muchas veces, las noticias se nos escapan por su rapidez, las decisiones suelen ser inmediatas y personales, no creo que nadie intencionadamente,   pueda generar un fenómeno viral, es más, tampoco creo que nadie disponga de los recursos técnicos necesarios para ello, sobre todo, porque quienes los tienen, están enfrascados en cosas de mayor relevancia e importancia que ridiculizar a quienes por si mismos ya lo han conseguido. Aunque, ¡cuidado! Puede que en Cuba (e incluso fuera), haya cientos, miles de agentes de la Seguridad del Estado frente a un ordenador, buscando a la desesperada en las redes todo lo que se refiera a Cuba y una vez conseguido, encontrar los atajos necesarios para atacar todo lo que represente “un peligro”.
Sé que hay en estas afirmaciones “un toque de locura”, pero si existe en el mundo, un lugar, donde constantemente se intenta distorsionar la realidad, lamentablemente se llama Cuba.

martes, 5 de abril de 2016

¿Cuba para los cubanos?

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Después de unos días de ausencia, al regreso y pensando en que publicar en el Blog, he leído diversas publicaciones y al final, tomo conciencia de que mi primer pensamiento  al respecto, aún cuando han pasado días, está vigente y es que las sociedades en todos los países del mundo evolucionan día a día y en su evolución, se producen cambios importantes en su gente y su comportamiento; pero en el caso de nuestra isla, al parecer, por el desconocimiento de cómo se mueve el mundo, estos cambios no se propician, incluso pienso que a nivel de personas que forman parte del gobierno y en teoría deben estar conectados con el mundo, tampoco hay una visión real de lo que sucede en otras latitudes, desde luego, existe la posibilidad de que en realidad, los actos que denotan por su parte desconocimiento del mundo, sean premeditados,en pos su conveniencia.
Las primeras navidades que viví en España se convirtieron en una constante evocación de mi primera infancia y los recuerdos, que milagrosamente, mi mente consiguió conservar de fechas tan señaladas, ya que era yo muy pequeña cuando en Cuba, la celebración de las navidades desapareció del calendario de fiestas familiares, pero en mi nueva vida entre todas, hubo una que me produjo sorpresa y gran emotividad, ya que en allí nunca existió, La cabalgata de los Reyes Magos. Para mí el día cinco de enero por la noche, el espectáculo de las calles llenas de gente, cómo sólo sucedía Cuba en fecha de carnavales, las carrozas que traían a sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar, los pajes, las bandas de música, en definitiva, la magia de ese momento, la alegría de los niños y su “lucha” por hacerse con los caramelos que desde las carrozas los Reyes Magos iban tirando a su paso, fue una vivencia nueva, máxime disfrutarla con mi primera nieta. Puedo asegurar y hasta jurar que esta fiesta es lo que más impactó el comienzo de mi nueva vida. Eran los años en que los países de Europa intentaban influir en Cuba y propiciar cambios en su sociedad y en medio de ese idilio,  la embajada de España en La Habana, no tuvo mejor idea que importar la tradición a las calles de nuestra capital y llevar a los niños cubanos la magia de los reyes magos; pero las autoridades de la isla o bien por desconocimiento, o bien porque la apertura del pueblo a la influencia del exterior “puede ser peligrosa” se sublevaron contra tal iniciativa, llegando al extremo de acusar a la embajada española de pretender humillar” a nuestros niños lanzándole caramelos al suelo para que los recogiesen.
Lamentablemente para nuestra gente nada ha cambiado, la aceptación que tuvo la visita de Obama a La Habana, por parte de nuestro pueblo, ha vuelto a despertar miedos, lo que para Cuba debió ser motivo de satisfacción, como un paso para la normalización de las relaciones con los Estados Unidos, se ha tomado como un intento de su presidente de “penetrar al pueblo de Cuba”, por mi educación y por mis convicciones, todo cuanto sea Made in USA, me pone a la defensiva, pero si soy objetiva he de reconocer que el carisma y la simpatía de Barack Obama son parte de su personalidad y para con Cuba ha demostrado tener muy  buenas intenciones, incluso enfrentándose a los más rancio del anticastrismo latente en los Estados Unidos, por eso cuando me vi frente al Twist que encabeza esta publicación no pude menos que desconcertarme, es incomprensible que los cubanos teman al carisma de Obama y lo griten al mundo acompañando su protesta con la imagen de un fotocool, en el que una de las grandes cadenas hoteleras europea que opera en Cuba realiza una rueda de prensa.
Sería mucho más provechoso para los cubanos desconfiar de los contratos que el gobierno espera ansioso con “grandes inversores extranjeros”, sean o no norteamericanos, sin antes poner la economía del país en manos del pueblo en forma de pequeñas y medianas empresas, no sea que un día se despierten con un país que dependa económicamente de capital extranjero, mientras su gente, continúa dejándose la piel y hasta la moral en busca del pan de cada día.