"En este sentido, una profesora de nombre María Elena opina que “esperar un cambio en la política nacional porque venga un presidente norteamericano (…) es como pedirle peras al olmo”. La sociedad cubana, tan heterogénea, desorientada y ansiosa de trasformaciones concretas que traigan beneficios en todos los niveles, se ha convertido en un histérico hervidero de posturas políticas –anexionistas incluso– no siempre bien fundamentadas. Si hoy Cuba carece de libertades ciudadanas y se ahoga en penurias y corrupción es porque en lugar del activismo político se ha elegido la pasividad, o la huida en el mejor de los casos".
Leyendo publicaciones sobre las
reacciones a la visita de Barack Obama a Cuba encontré esta opinión (en una
página que lamento no haber guardado), al leerla mi mundo se detuvo, mis
pensamientos viajaron al ayer, a los años vividos en mi tierra, a las ideas y
razones de entonces y cuando estaba a punto de sentirme culpable por “emprender la huida” decidí dar el clic
mágico, que me llevó a una página donde me reencontré con la “paz”.
Es muy difícil entender la “pasividad” con que nuestro pueblo ha
vivido el proceso de degeneración política, económica y social que se ha
producido a raíz de la caída del campo socialista, puede que incluso, esta
involución comenzara a gestarse antes, fruto de la inoperante organización del sistema,
pero en principio sólo era visible en las altas esferas del poder tanto civil,
como militar, allí donde los mandos (a veces hasta los intermedios) vivían
mejor que el resto del pueblo y aparcaban el Lada o el Toyota en la puerta de
casa y sin ningún pudor a la vista de todos llenaban la despensa, el
refrigerador, los armarios, los baños y hasta el escaparate de la limpieza,
porque para esta gente sus sueldos eran de libre disposición, la empresa o la
unidad militar eran su supermercado particular. Más tarde cuando las cosas
empezaron a ir de mal en peor, todos cuantos tenían y tienen un `puesto de
responsabilidad, incluyendo los empleados han perdido el respeto y se han
sumado a la “costumbre” de “comprar en su Empresa.
Volviendo a la “pasividad” de los cubanos, mis
reflexiones cambiaron de rumbo cuando
leía la nueva página, en ella una activista opositora contaba cómo se le detuvo
de forma inesperada e injustificada tan sólo para reclamarle un disco duro de
almacenamiento que su marido, tan bien opositor y residente en USA le había
traído, obviamente sólo buscaban información acerca de sus actividades, pero
esta información más allá de los pensamientos y reflexiones que por sí misma
merezca, a mí me condujo a otras, seguramente porque mi subconsciente aún estaba
en la página anterior. En Cuba, cuando entramos en el país todo cuanto llevamos
en nuestros equipajes queda registrado y aunque ha habido un período en que
esto se ha suavizado un tanto, las autoridades de Aduana ponen especial interés en
los ordenadores portátiles, teléfonos, cámaras y los accesorios periféricos de
todo lo que represente las nuevas tecnologías, es decir que seamos opositores o
no, estamos sometidos a ese “control” a veces imperceptible, respecto a lo que
entramos y sacamos del país, lo que desde luego es una fuente de información
sobre nuestros gustos, intereses, actividades que realizamos sean de trabajo o
de ocio, actos que aunque aparentemente nada tienen que ver con la política
todos los cubanos sabemos que es una forma de control.
De la misma manera el control y
vigilancia al que están sometidos habitantes de la isla infunde temores en el
pueblo y son pocos y casi sin recursos los que se aventuran a alzar sus voces
para cuestionar alguna medida o actuación gubernamental, porque en
Cuba no existe el Estado de Derecho y cuando los que se rebelan son
encarcelados, ellos y sus familias están a merced de cualquier arbitrariedad que
se le ocurra a los órganos policiales ya que no existen las garantías que en un
Estado de Derecho ofrece el Poder Judicial totalmente independiente del Poder
Político, por tanto el cubano tiene muy difícil establecer movimientos
políticos con una amplia participación de las masas, que son los que en
definitiva conducen a los cambios. Por otra parte hemos sido testigos de cómo
los que se han opuesto visiblemente al gobierno, muchas veces han cometido
errores que han mostrado a las autoridades flancos débiles en los que
atacarlos o desprestigiarlos, ya sabemos que en Cuba, lo que en cualquier otro
país del mundo es normal, allí constituye un delito y por ese camino hay muchas
formas de callar a los molestos, por ello los que deciden en Cuba ser Oposición deben
entender que una responsabilidad de tal calado dentro de la isla, es como
caminar por la cuerda floja sin caerse pues el menor paso incierto conducirá
irremediablemente al vacío.
Por todo esto no creo que los
cubanos seamos “pasivos”, creo que
en la isla no tienen los medios necesarios para unirse y empujar hacia los
cambios, que tienen una vida lo suficientemente difícil y que, pensar con qué
llenar el estómago de sus hijos les impide pensar en otra cosa, que la gente
que vivió antes de la Revolución en su mayoría lo hizo en condiciones iguales o
peores a las actuales y los que vivían bien, se marcharon a la llegada de Fídel,
que los que nacimos y nos criamos en la Revolución escuchando lo cruel que es
el capitalismo en el mundo y lo bueno de tener colegios y hospitales, como si
en el resto del mundo no hubiera, no conocemos la realidad hasta que no salimos
de Cuba. Por todo esto y mucho más que no cabe en este post, quiero romper una
lanza en favor del pueblo cubano, que, por no saber, no sabe ni vivir, aunque
algunos no me crean.