Los vaivenes en las relaciones
entre Cuba y la Unión Europea desde la caída del muro de Berlín han estado
marcados por el interés de sus estados miembros en propiciar que en Cuba se
produzcan cambios políticos y económicos, a partir de la segunda mitad de la
década de los 90 los esfuerzos por la parte europea estuvieron en todo momento
encaminados a este fin, pero la poca disposición de las autoridades cubanas a
dar pasos en el sentido que los países de Europa le exigían no propiciaron
avances en las relaciones con el viejo continente, sino todo lo contrario, está
muy claro que por muchas inversiones o acciones económicas que realicen en Cuba
inversores extranjeros, los resultados son mínimos, debido a cómo he insistido
en ocasiones anteriores a la incapacidad de funcionamiento de las estructuras
económicas cubanas y por otra parte estas relaciones se vieron afectadas por
sucesos como fue el derribo de las avionetas de los Hermanos al Rescate, entre
otras.
En mi opinión cualquier país del
mundo está en su derecho de derribar aviones que violen su espacio aéreo, pero
a Cuba en esto y en muchas otras cosas siempre se le ha mirado con lupa y si
somos justo no siempre “el fin justifica
los medios” y menos en la época moderna donde las relaciones internacionales
están reguladas, por otra parte acciones como estas y las que vinieron
asociadas, la aprobación en Estados Unidos de la ley Helms-Burton y los cambios en la Posición
Común Europea, fueron leña fresca para que el gobierno de la isla empezara de
nuevo a recortar las pocas libertades que el pueblo había conseguido.
Siempre he pensado que en
realidad al gobierno cubano no está interesado en que la gente de a pie avance
económicamente, porque como hasta ahora el pueblo de Cuba ha “estado de su lado”,
siempre han temido que el avance en el terreno económico de la población e les
volverá en contra y cuando han negociado con la Unión Europea primero y ahora
con los Estados Unidos han pretendido conseguir ventajas económicas, atrayendo a
grandes inversores, pero de cambios pocos, temen a que el pueblo al avanzar
económicamente pueda financiar la actividad política de sus opositores, pero
llegados a este punto creo que si son lógicos tendrán que elegir entre lo malo
y lo peor, una Cuba donde empiecen a proliferar empresas extranjeras y en el
seno de su población no haya un movimiento económico en forma de pequeñas y
medianas empresas, será un país con un desbalance muy marcado entre aquellos
que consigan un trabajo y los que no, esto marcará diferencias entre la población
que el cubano acostumbrado a repartir la
pobreza entre todos no entenderá y se rebelará ante esto. En cambio de si el gobierno,
antes de que llegue este momento propicia que la gente pueda montar pequeñas y
medianas empresas, dándole la oportunidad a todos por igual, se iniciará un
flujo económico que beneficiará a todos, tampoco sería la solución que esas
pequeñas empresas se montaran con capital extranjero, porque en ese caso Cuba y
su gobiernos estarían haciendo lo que tanto han negado, entregando su país a
pedacitos.
Ahora, después que en el año 2003
el Presidente de España José María Aznar lanzara la cruzada que terminó de una
vez con la Política Común de Europa hacia Cuba cuando a raíz de una iniciativa
de su parte, la UE decidió el 5 de mayo de tomar las siguientes medidas:
“limitar bilateralmente las visitas gubernamentales de alto nivel; reducir el
perfil de las participaciones de los estados miembros en eventos culturales; invitar
disidentes cubanos a las celebraciones de los días nacionales y proceder a la
reevaluación de la Posición Común” En reacción, el gobierno cubano retrajo por
segunda vez su solicitud para el Acuerdo de Cotonou, canceló el diálogo
político planeado para el diciembre 2003, rehusó recibir la ayuda directa de la
UE y lanzó una campaña de propaganda contra algunos de los estados miembros y
candidatos de la UE. En abril de 2004, un grupo de 16 activistas de DD HH y
periodistas fue detenido y el gobierno cubano impuso nuevas restricciones sobre
las empresas particulares. En junio de 2004 el CAGRE reafirmó las medidas del 5
de junio de 2003.
Esta actitud de José María Aznar
es cuestionable, en cuanto a sus verdaderas motivaciones, pero no es mi interés
adentrarme en este análisis, si dejar patente que una vez más Europa se apresura
en busca de acuerdos con Cuba que les pongan por delante en la futura apertura
económica del país, sería muy favorable para el pueblo de Cuba, que sus
gobernantes, en todo este ir y venir de acuerdos y firmas piensen en el pueblo,
en nuestro pueblo y la necesidad de mejorar de inmediato la vida de millones de
personas y mientras organizan la próxima recepción que dediquen un segundo de
su tiempo a tomar las medidas que lo propicien.