martes, 5 de abril de 2016

¿Cuba para los cubanos?

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Después de unos días de ausencia, al regreso y pensando en que publicar en el Blog, he leído diversas publicaciones y al final, tomo conciencia de que mi primer pensamiento  al respecto, aún cuando han pasado días, está vigente y es que las sociedades en todos los países del mundo evolucionan día a día y en su evolución, se producen cambios importantes en su gente y su comportamiento; pero en el caso de nuestra isla, al parecer, por el desconocimiento de cómo se mueve el mundo, estos cambios no se propician, incluso pienso que a nivel de personas que forman parte del gobierno y en teoría deben estar conectados con el mundo, tampoco hay una visión real de lo que sucede en otras latitudes, desde luego, existe la posibilidad de que en realidad, los actos que denotan por su parte desconocimiento del mundo, sean premeditados,en pos su conveniencia.
Las primeras navidades que viví en España se convirtieron en una constante evocación de mi primera infancia y los recuerdos, que milagrosamente, mi mente consiguió conservar de fechas tan señaladas, ya que era yo muy pequeña cuando en Cuba, la celebración de las navidades desapareció del calendario de fiestas familiares, pero en mi nueva vida entre todas, hubo una que me produjo sorpresa y gran emotividad, ya que en allí nunca existió, La cabalgata de los Reyes Magos. Para mí el día cinco de enero por la noche, el espectáculo de las calles llenas de gente, cómo sólo sucedía Cuba en fecha de carnavales, las carrozas que traían a sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar, los pajes, las bandas de música, en definitiva, la magia de ese momento, la alegría de los niños y su “lucha” por hacerse con los caramelos que desde las carrozas los Reyes Magos iban tirando a su paso, fue una vivencia nueva, máxime disfrutarla con mi primera nieta. Puedo asegurar y hasta jurar que esta fiesta es lo que más impactó el comienzo de mi nueva vida. Eran los años en que los países de Europa intentaban influir en Cuba y propiciar cambios en su sociedad y en medio de ese idilio,  la embajada de España en La Habana, no tuvo mejor idea que importar la tradición a las calles de nuestra capital y llevar a los niños cubanos la magia de los reyes magos; pero las autoridades de la isla o bien por desconocimiento, o bien porque la apertura del pueblo a la influencia del exterior “puede ser peligrosa” se sublevaron contra tal iniciativa, llegando al extremo de acusar a la embajada española de pretender humillar” a nuestros niños lanzándole caramelos al suelo para que los recogiesen.
Lamentablemente para nuestra gente nada ha cambiado, la aceptación que tuvo la visita de Obama a La Habana, por parte de nuestro pueblo, ha vuelto a despertar miedos, lo que para Cuba debió ser motivo de satisfacción, como un paso para la normalización de las relaciones con los Estados Unidos, se ha tomado como un intento de su presidente de “penetrar al pueblo de Cuba”, por mi educación y por mis convicciones, todo cuanto sea Made in USA, me pone a la defensiva, pero si soy objetiva he de reconocer que el carisma y la simpatía de Barack Obama son parte de su personalidad y para con Cuba ha demostrado tener muy  buenas intenciones, incluso enfrentándose a los más rancio del anticastrismo latente en los Estados Unidos, por eso cuando me vi frente al Twist que encabeza esta publicación no pude menos que desconcertarme, es incomprensible que los cubanos teman al carisma de Obama y lo griten al mundo acompañando su protesta con la imagen de un fotocool, en el que una de las grandes cadenas hoteleras europea que opera en Cuba realiza una rueda de prensa.
Sería mucho más provechoso para los cubanos desconfiar de los contratos que el gobierno espera ansioso con “grandes inversores extranjeros”, sean o no norteamericanos, sin antes poner la economía del país en manos del pueblo en forma de pequeñas y medianas empresas, no sea que un día se despierten con un país que dependa económicamente de capital extranjero, mientras su gente, continúa dejándose la piel y hasta la moral en busca del pan de cada día.