Después de muchos días sin publicar (a veces el trabajo
nos absorbe), vuelvo, cada día, cuando dispongo de un momento o simplemente
antes de que el sueño me venza, dedico mi tiempo a leer todo cuanto puedo sobre
la actualidad cubana, de los que en los últimos días he sacado una conclusión,
hoy, el sentimiento nacional en Cuba es la desesperanza.
Durante estos
57 años de revolución, el pueblo de Cuba ha vivido en la convicción de que el
único culpable de sus miserias era el bloqueo norteamericano, por ello, vieron
en el restablecimiento de relaciones con los yanquis, la cura milagrosa a la
casi totalidad de sus males y a veces pienso que, esta ilusión también la
albergan los gobernantes, que no han contado con las reglas que rigen la
economía de mercado y el pueblo, que demográficamente está compuesto por
personas nacidas después de la revolución o pocos años antes, desconoce.
Ignoran los
gobernantes cubanos que los inversores extranjeros no arriesgan porque sí,
porque Cuba es un país sumido en la miseria y lo necesita, cuando un
capitalista pone su dinero en un proyecto, es con la certeza de que este
volverá a sus manos en un plazo determinado de tiempo y desde luego, con
beneficios, por ello y aun cuando mañana el mundo despierte con la noticia de
que el gobierno, el congreso, el senado y la totalidad de los americanos han
decidido decretar el fin del “embargo económico” a Cuba, pocas cosas cambiarían
en un país que, lo primero, no tendrá recursos para abastecerse del mundo
exterior, cómo no los tiene hoy para mantener el abastecimientos del mercado
interno, ni siquiera, en las tiendas que venden en pesos convertibles. Por otra
parte como he dicho, pocos extranjeros se aventurarían se aventurarían a
invertir es la isla ya que estos necesitan ciertas garantías que en Cuba, por
su modelo económico y política comercial internos, no existen, aun
cuando esto, al gobierno e incluso al pueblo cubano, les parezca imposible, se
dará el caso de muchos, que no lo harán por una sencilla razón, mientras el
Estado cubano (que es el empleador), le cobra por el trabajo de un empleado
supongamos que $3.00 (desconozco las cifras exactas), ese empleado sólo
recibirá entre $20,00 y $25,00, es decir que, mientras a los cubanos se les
asusta con la llegada del “lobo capitalista”, es el propio estado quién explota
a nuestra gente, obteniendo del trabajo y sacrificio de los cubanos desorbitadas
ganancias, sin hacer ninguna inversión.
Después
de la visita de Obama y del VII congreso del PCC, el pueblo ha tomado
conciencia de que, en Cuba, nada se mueve y con ello han proliferado las
muestras de inconformidad en el seno de la sociedad cubana, día a día crece la
desesperanza de la gente y con ello, la certeza de vivir en un país que marcha
en la dirección de los cangrejos, donde
nada progresa, ni va hacia adelante, un país que ha vivido de “subvenciones” y cuando no tiene un “protector”
comienzan los cortes de electricidad, se agudiza la falta de agua corriente
potable, cosa que en la isla está en niveles tercermundistas, sin olvidar para
los cubanos el hacer cada día la comida implica una gran dosis de sacrificio e
ingenio y todo esto en un entorno donde el país se cae a pedazos porque ni los
particulares, ni el estado tienen los recursos necesarios para conservar las
construcciones, ni las calles, ni las carreteras lo que redunda en un país donde, de cada diez jóvenes, siete están
pensando en encontrar una salida, no para solucionar todo esto, sino, una
salida del país.
Por
todo esto hoy, la desesperanza es el sentimiento nacional
de los cubanos y a corto plazo no se avizora una salida válida que cambie las
condiciones de vida del pueblo, no creo que muchos inversores americanos, dadas
las históricas relaciones con el gobierno, se arriesguen en empresas sin
garantías, salvo que sigan el ejemplo de los europeos, es especial los
españoles, que llevan más de veinte años en Cuba, con el único propósito de, en
un hipotético cambio, asegurarse el mercado y si no hay muchos más, es porque, el hecho de que en Cuba las inversiones (por ejemplo hoteleras) no se revierten en el
mercado interno, es desfavorable a sus aspiraciones comerciales, en cualquier
país del caribe donde haya una Meliá,
los trabajadores nativos cobran un salario de manos del empresario que luego se
revierte en la economía interna , excepto en Cuba, como ya se ha dicho, en Cuba
donde el estado se supone cobra el dinero se estos y lo reinvierte en el
pueblo, lo que sólo conduce a que la economía cubana sea una economía ruinosa
donde lo que se reparte son las necesidades y las miserias y donde cada movimiento
del gobierno para lo único que sirve es para acentuar la desesperanza.