En el mundo de
hoy, gracias a las nuevas tecnologías, cualquier creador puede pasar del
anonimato, a verse convertido en un fenómeno viral, sobre todo el en campo de
la comunicación audiovisual y con mayores posibilidades si el tema de su
publicación es actualidad, gracias a internet, nombres que hace algunos años
hubieran tenido grandes dificultades para hacerse un hueco en el mundo de las
comunicaciones, teniendo frente a sí obstáculos geográficos, burocráticos o la
cuota de poder de medios de comunicación consolidados históricamente, hoy
tienen la posibilidad de competir en igualdad de condiciones, así nadie se
cuestiona por qué, la foto del niño sirio Aylan, ahogado frente a las costas de
Turquía, se convirtió en símbolo de la tragedia de los refugiados que buscan
amparo a las puertas de Europa, lo que sí es difícil comprender son, las motivaciones por las que el autor de la
imagen o vídeo de mayor relevancia en un momento determinado, incluso de
importancia histórica, evada firmar dicho trabajo, porque aunque todo creador
en principio se dedica a ello por vocación y con amor, cuando su obra recibe el
crédito internacional, difícilmente no se rinda ante la perspectiva de un
reconocimiento que enriquecerá su trayectoria artística.
Durante 57
años en Cuba, hemos crecido tres generaciones acostumbrados a mantenernos
dentro de las normas y leyes establecidas por el gobierno, pero sobre todo a
callar, de este modo, hasta la más insignificante expresión de contradicción
con las autoridades, el cubano antes de abrir la boca mira a su alrededor. Hoy,
algunos representantes de las nuevas generaciones de cubanos, poco a poco y
después de los cambios hechos por Raúl Castro se han atrevido a hablar
cuestionando el funcionamiento de algunas instituciones, pero pocos ejemplos
encontramos, el callar, el no
cuestionar, el evitar hacerse visible como alguien que piensa distinto, a veces
se nos antoja como algo incorporado en nuestro ADN, porque los cubanos no sólo
callamos dentro de la isla, incluso fuera, nos cuesta expresar nuestras
posiciones respecto a su política, este post será la entrada número 39 en esta
publicación y en ninguna de estas ha habido una sola crítica a mis palabras, ni
a favor, ni en contra, me niego a creer que entre los miles de lectores que han
pasado por sus páginas no haya quienes estén en desacuerdo ya sea de forma
total o parcial con mis opiniones o perspectivas de futuro y cómo soy
optimista, tampoco creo que no haya quienes no aprueben aunque sea una de
estas; pero no, el cubano “no se moja”, el temor al precio que puedan tener
sus palabras es muy superior al impulso para defender sus ideas.
Por estas
mismas razones, el fotógrafo cubano que consiguió
la instantánea que más se ha
visionado en las redes, sobre la llegada de Barack Obama a la isla, no quiso
firmar dicha foto y mantener su anonimato, no porque estuviera haciendo nada
ilegal, hacía su trabajo, pero su condición de fotógrafo del diario oficial
cubano Granma (aunque económicamente no cubra sus necesidades) y por otro lado
(aunque no esté regulado oficialmente en Cuba), el no ofrecer información a
otras agencias internacionales de prensa, pudieron motivar tal actuación, pero la actualidad pudo más, el empuje, el
movimiento que caracterizan la información en el mundo de hoy, condujeron a Yander Zamora a mostrarnos el rostro
del fotógrafo cubano, que supo concentrar el significado del domingo 21 de mayo
de 2016 en una imagen.