Después de unos días de ausencia, al regreso y pensando en que publicar en el Blog, he leído diversas publicaciones y al final, tomo conciencia de que mi primer pensamiento al respecto, aún cuando han pasado días, está vigente y es
que las sociedades en todos los países del mundo evolucionan día a día y en su
evolución, se producen cambios importantes en su gente y su comportamiento; pero
en el caso de nuestra isla, al parecer, por el desconocimiento de cómo se mueve
el mundo, estos cambios no se propician, incluso pienso que a nivel de personas
que forman parte del gobierno y en teoría deben estar conectados con el mundo, tampoco hay una visión real de lo que sucede en otras latitudes, desde luego, existe
la posibilidad de que en realidad, los actos que denotan por su parte
desconocimiento del mundo, sean premeditados,en pos su conveniencia.
Las primeras
navidades que viví en España se convirtieron en una constante evocación de mi
primera infancia y los recuerdos, que milagrosamente, mi mente consiguió
conservar de fechas tan señaladas, ya que era yo muy pequeña cuando en Cuba, la
celebración de las navidades desapareció del calendario de fiestas
familiares, pero en mi nueva vida entre todas, hubo una que me produjo sorpresa y gran emotividad, ya que en allí nunca existió, La
cabalgata de los Reyes Magos. Para mí el día cinco de enero por la noche,
el espectáculo de las calles llenas de gente, cómo sólo sucedía Cuba en fecha de carnavales, las
carrozas que traían a sus majestades Melchor, Gaspar
y Baltasar, los pajes, las
bandas de música, en definitiva, la magia de ese momento, la alegría de los
niños y su “lucha” por hacerse con los caramelos que desde las carrozas los Reyes Magos iban tirando a su paso, fue
una vivencia nueva, máxime disfrutarla con mi primera nieta. Puedo asegurar y
hasta jurar que esta fiesta es lo que más impactó el comienzo de mi nueva vida.
Eran los años en que los países de Europa intentaban influir en Cuba y
propiciar cambios en su sociedad y en medio de ese idilio, la embajada de España en La Habana, no tuvo
mejor idea que importar la tradición a las calles de nuestra capital y llevar a
los niños cubanos la magia de los reyes magos; pero las autoridades de la isla
o bien por desconocimiento, o bien porque la apertura del pueblo a la
influencia del exterior “puede ser peligrosa” se sublevaron contra tal
iniciativa, llegando al extremo de acusar a la embajada española de pretender humillar” a nuestros niños lanzándole
caramelos al suelo para que los recogiesen.
Lamentablemente para nuestra gente nada ha cambiado, la aceptación que tuvo la
visita de Obama a La Habana, por parte de nuestro pueblo, ha vuelto a despertar
miedos, lo que para Cuba debió ser motivo de satisfacción, como un paso para la
normalización de las relaciones con los Estados Unidos, se ha tomado como un intento de su presidente de “penetrar al pueblo de Cuba”, por mi educación y por mis
convicciones, todo cuanto sea Made in USA,
me pone a la defensiva, pero si soy objetiva he de reconocer que el carisma y
la simpatía de Barack Obama son parte de su personalidad y para con Cuba ha
demostrado tener muy buenas intenciones, incluso enfrentándose a los más rancio del anticastrismo latente en los Estados Unidos,
por eso cuando me vi frente al Twist que encabeza esta publicación no pude
menos que desconcertarme, es incomprensible que los cubanos teman al
carisma de Obama y lo griten al mundo acompañando su protesta con la imagen de un fotocool, en el que una de las grandes cadenas hoteleras europea que opera en Cuba realiza una
rueda de prensa.
Sería mucho
más provechoso para los cubanos desconfiar de los contratos que el gobierno espera ansioso con “grandes inversores
extranjeros”, sean o no norteamericanos, sin antes poner la economía del
país en manos del pueblo en forma de pequeñas y medianas empresas, no sea que
un día se despierten con un país que dependa económicamente de capital
extranjero, mientras su gente, continúa dejándose la piel y hasta la moral en
busca del pan de cada día.
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