Ayer hablaba sobre las cosas que
quiero para Cuba y que al mismo tiempo considero imprescindibles para que se
pueda producir una transición entre lo que hoy es y aquello a lo que muchos
aspiramos llegar, en uno de los mensajes intercambiados en una red social a mi
pregunta ¿y tú qué quieres para Cuba? Obtuve la siguiente respuesta:
“Para Cuba quiero un
país con bajos impuestos, no más del 20%, impuesto aduanales de no más del 3%
para cualquier producto, estado pequeño y eficiente, empresas en manos en
privados, libre entrada y salida con el carnet de identidad, educación privada
y solo pública hasta el 9no grado con financiamiento o becas para quien lo
gana.” (Copiado y pegado sin editar)
Dicho así muchos firmarían en este mismo instante
¿pero podemos pensar que un país económicamente en ruinas puede transformar su
funcionamiento de una manera tan simple? Partir de estas premisas es tan
utópico como la “construcción del Comunismo”, para que un pueblo que vive de
espaldas al mundo, incorpore una nueva forma de vida con normalidad necesita
preparación. En cuba, la gente no tiene trabajo y si lo tienen (pocos), los salarios
no les permiten vivir con las necesidades básicas cubiertas, ni se me ocurre de
antemano cuantificar los impuestos, porque creo que estos (no soy economista)
deben fijarse en función de las personas y empresas en posición de poderlos
pagar, por ello lo primero que quiero es que en Cuba se creen las condiciones
económicas que permitan recaudar impuestos, para ello es fundamental que los
cubanos puedan tener ingresos y para esto es necesario que puedan tener empresas, que
por una parte crearán empleos y por otra riqueza, porque cuando una empresa
paga sus impuestos, ese dinero va a las
arcas del estado y crea las bases para que este pueda financiar las necesidades
de la sociedad y el país que estén bajo su competencia. Y la condición “socialista”
de Cuba no es pretexto, tal y cómo está el país y la situación financiera de
las familias, el gobierno que acumula tantas empresas improductivas, puede ponerlas
en manos de quienes según él son sus verdaderos dueños, los cubanos y que la
gestionen en régimen de cooperativas, lo que no estaría reñido ni con que los
que tengan recursos puedan montar la suya por separado, ni con la negociación
con grandes inversores extranjeros, esto lo único que haría sería garantizar
que los cubanos que hoy no tienen nada puedan participar en el proceso de
aceleración y desarrollo de la economía.
Por otra
parte, es de vital importancia que en Cuba se produzcan cambios, pero de ningún
modo que esos cambios arrebaten al pueblo lo poco de justicia social que por
intereses del gobierno han permanecido inalterables, por tanto, para mí, La
Sanidad y la Educación con carácter universal son innegociables, el mantener estas
coberturas de seguridad social es demostrar a nuestro pueblo que el objetivo es
avanzar, abrirse a nuevas perspectivas y no retroceder, porque ese 70% de
cubanos que no ha conocido otra cosa y que económicamente no está preparado
para asumir otras formas de percibir estos beneficios, imponerle una “democracia”
al estilo de otros países latinoamericanos o de los mismos Estados Unidos, en
los que si te enfermas y tienes con que
pagar te curas y si no ya Dios dirá, sería además de injusto, una forma de
retroceso, creo que producir cambios en Cuba ha de ser sinónimo de mejorar la
vida del pueblo y no de arrebatar los pocos logros que han conservado. Aclaro
que no estoy en contra de que la Educación y la Salud se extiendan al sector
privado, para quienes puedan y quieran pagarla, porque en definitiva esto también
serían impuestos y desde luego progreso.
Cuba es un
territorio “virgen” en lo que respecta a ordenamiento político y social, porque
las viejas estructuras “socialistas” le han conducido a un callejón sin salida,
lo cubanos necesitan experimentar las sensación de libertad y para ello una de
las premisas básicas es la Libertad de Expresión, tres palabras que encierran
un mundo de posibilidades que los cubanos desconocen, incluso los que vivimos
fuera, durante años nos hemos autocensurado, amordazado y aún hoy es evidente
la poca participación de los cubanos en el debate, da igual en qué lugar de la
discusión se posicionen, lo importante es que haya debate, es evidente que esto
costará, pero cuando el cubano experimente la sensación de decir lo que piensa
con la certeza de que sus palabras servirán para construir y se sienta
respetado por ello, el gobierno tendrá garantías de progreso, de ser posible esto en
Cuba, en la actualidad seguramente la corrupción no sería uno de los
principales problemas del funcionamiento económico y social en el país.
Y para
terminar, en nuestro país es indispensable que los Poderes del Estado funcionen
por separado, salir del absolutismo es una de las premisas más importantes para
conseguir una senda de progreso, para que se respete la dignidad de la gente,
para que el político solo sea eso y el militar no pueda inmiscuirse en
política, es indispensable para que lo cubanos tengan derecho a juicios justos
y con garantías, en definitiva para avanzar, y nos toca a los cubanos, cuando
se hable de democracia, mirar hacia el lado que esté más cercano a la libertad,
pero basado en el respeto y la justicia social, porque si de verdad queremos
que nuestro país salga de la ruta del retroceso seamos egoístas e intentemos
buscar el mejor camino para alcanzar nuevas metas sin renunciar a lo ya
conseguido. Rentabilicemos la mayor ventaja que nos ofrece el estado actual, poder decidir y elegir el mejor camino.
Para mi tierra quiero muchas otras cosas, pero de esas ya iremos hablando.
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